Tesoro II
400,00 € IVA incluido
Me gusta crear estas pequeñas bandejas, cada una distinta, pensadas como diminutos contenedores de tesoros. En mi caso, suelo colocar en ellas alguna flor seca —a menudo un cardo, con sus tonos ocres y dorados— que recojo del campo donde me he criado. Pero cada persona puede depositar en ellas aquello que tenga un significado especial: un objeto pequeño, un recuerdo, un amuleto.
El borde, irregular y orgánico, recuerda a una cadena montañosa. Tanto ese borde como la pequeña figura central destinada a acoger ese tesoro están decorados con pan de oro, subrayando la belleza de aquello que guardamos y atesoramos.
Características
Técnica mixta: placa, acrílico, dorado
23x16x3cm, cerámica reciclada 1125º, acrílico, pan de oro (23,75kt)
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Renacidas
Renacidas es una colección que nace de uno de los valores esenciales de mi trabajo: el respeto profundo por el planeta y la naturaleza. En un taller de cerámica se generan residuos constantemente —arcillas, esmaltes, sedimentos— que habitualmente se desechan. Para evitarlo, comencé a buscar formas de recuperar y transformar este material en desuso.
A partir de esos sedimentos, que recogemos, decantamos y secamos cuidadosamente hasta obtener una pasta maleable, surge esta serie de piezas únicas. Su origen determina su comportamiento: es un material impredecible, con una consistencia irregular que marca límites, sugiere caminos y, a veces, obliga a abandonar la idea inicial para dejar que la pieza hable por sí misma.
La mayoría de las piezas están construida mediante una reinterpretación propia de la antigua técnica del rollo, utilizada desde tiempos prehistóricos. Trabajo la arcilla formando rollos que superpongo lentamente, uniéndolos con los dedos, y después recubro la superficie con una capa del mismo material, más líquida. Arrastro pequeños fragmentos con la mano para generar texturas imperfectas, orgánicas, siempre guiadas por el tacto. El resultado es un lenguaje matérico que celebra la simplicidad, la huella del tiempo y la belleza de lo no intervenido.
En continuidad con esta filosofía, muchas piezas incorporan detalles en oro inspirados en el espíritu del kintsugi japonés, una forma de subrayar grietas, heridas o uniones y convertirlas en un elemento de valor y de luz. No se trata de ocultar la imperfección, sino de revelarla como parte de la historia del objeto.
Por la naturaleza del material reciclado, cada pieza presenta manchas, grietas y otras irregularidades propias que forman parte de su identidad. El acabado en pan de oro es delicado: para limpiarlo, basta con un paño de algodón muy suave. No son piezas aptas para contener líquidos ni para uso funcional; algunas pueden emplearse como jarrones para flores secas.
Renacidas es una colección que convierte el residuo en belleza, y el tiempo en forma. Cada pieza es un vestigio transformado, único e irrepetible.












